Joey Alexander, de apenas 13 años, es un niño prodigio descubierto en Yakarta, Indonesia, hace unos cuatro años, y hace tres se mudó a Nueva York junto con sus padres, con la ayuda de luminarias del jazz como el trompetista Wynton Marsalis, que lo llamó “mi héroe” en Facebook y con quien ahora comparte muchas actuaciones.
Alexander comenzó a tocar piano en pequeños locales de su Bali natal a los seis años. Para cuando cumplió los ocho, ya había debutado en Yakarta. A su corta edad ha logrado presentarse en el prestigioso complejo Lincoln Center, que dirige Marsalis.
"El talento me viene de Dios", dice, casi convencido de que es algo sobre natural, pues su habilidad con el piano es algo que no ha aprendido de ningún maestro. Al joven pianista su familia lo considera "autodidacta" y un "niño prodigio", pues desde los seis años cuando su padre, también aficionado a la música, le regaló un pequeño teclado y le mostró el sonido, no ha dejado de tocarlo.
Alexander comenzó a tocar piano en pequeños locales de su Bali natal a los seis años. Para cuando cumplió los ocho, ya había debutado en Yakarta. A su corta edad ha logrado presentarse en el prestigioso complejo Lincoln Center, que dirige Marsalis.
"El talento me viene de Dios", dice, casi convencido de que es algo sobre natural, pues su habilidad con el piano es algo que no ha aprendido de ningún maestro. Al joven pianista su familia lo considera "autodidacta" y un "niño prodigio", pues desde los seis años cuando su padre, también aficionado a la música, le regaló un pequeño teclado y le mostró el sonido, no ha dejado de tocarlo.
Él mismo expresa que "no le supone ningún esfuerzo”. Hoy ya es un músico reconocido a nivel mundial. Su madre dice que "lo ha dejado todo" por seguirlo y poder mostrar su talento por el mundo.
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