La reunión entre los pianistas Chano Domínguez y Pepe Rivero, y el conguero-trompetista Jerry Gonzàlez fue histórica. El pianista gaditano Chano Domínguez ha seguido la senda del genial Bill Evans, atraído por el concepto coltraniano de improvisación. Su música supone la definitiva fusión entre dos estilos en principio antagónicos: el flamenco y el jazz. Esto, que en músicos como Carles Benavent, Jorge Pardo o Pedro Iturralde lleva décadas intuyéndose, en Chano Domínguez va camino de consolidarse con rotundidad.
Con Chano se percibe que dicha fusión tiende a realizarse con suma naturalidad, como si dos direcciones llevaran un mismo sentido. Según sus propias palabras, es difícil decantarse exclusivamente por su clasificación como músico flamenco o como músico de jazz. Cuando un artista lleva tanto tiempo compaginando ambos estilos de la manera en que lo ha hecho Chano, la cuestión de su diferenciación se vuelve imposible, puesto que ambos estilos caminan por un sendero similar: el desarrollo improvisador.
El piano de Chano Domínguez alcanza su mayor extensión en la formación del trío musical, donde se aprecian notablemente sus sugerentes guiños al flamenco, dentro de un ambiente claramente jazzístico.
Por su parte, el trompetista y conguero neoyorquino Jerry González es una de las figuras clave del latin jazz en la escena madrileña. Ha colaborado durante años con Dizzy Gillespie o Jaco Pastorius, ha sido el fundador de formaciones míticas como el Grupo Folklórico y Experimental Neoyorquino y parte de álbumes legendarios y bendecidos con el Grammy como Unfinished Masterpiece (Eddie Palmieri), On Broadway (Tito Puente), The turning point y Journey (McCoy Tyner). Pero es como líder de Jerry González & The Fort Apache Band que ha logrado ser reconocido como una de las voces más innovadoras del panorama musical.
Entre los pioneros de la fusión entre el flamenco y el jazz latino son decisivas sus colaboraciones con músicos españoles como Paco de Lucía, Chano Domínguez, Diego ‘El Cigala’, Niño Josele, Enrique Morente, Javier Colina, Martirio o la Orquesta Nacional de Jazz de España.
Entre tanto, el pianista y compositor Pepe Rivero forma parte de una “nueva generación” de músicos cubanos que han irrumpido en la escena internacional del jazz. Luego de terminar sus estudios de piano en La Habana en los cuales recibió una formación clásica, su vocación lo condujo al jazz.
Como pianista de jazz latino parte casi siempre de la estructura de algún género señero de la música cubana, como el guaguancó, el cha cha-chá, la guajira, la conga, etc., y en torno a él incorpora una serie de imbricadas y complejas armonías que extrae de su amplio acervo como jazzista y compositor con una herencia clásica.
La música que compone Pepe Rivero, que también integra otros géneros dentro del jazz latino, como el flamenco, la bossa-nova y el propio jazz clásico, es capaz de crear diversos ambientes en una misma composición, transitando con tal destreza de uno a otro, que da la impresión que la música es solo una: indivisible y universal.
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