El pasado 11 de julio falleció el histórico contrabajista Charlie Haden, quien adquirió fama a finales de los cincuenta por sus colaboraciones con el cuarteto de free jazz que lideraba el saxofonista Ornette Coleman, y a mediados de los setenta fue un miembro clave de la agrupación encabezada por el pianista Keith Jarrett. En su larga carrera en solitario destaca su Liberation Music Orchestra (1969), un disco inspirado en las canciones de la Guerra Civil española que le sirvió como protesta contra los bombardeos norteamericanos en Camboya.
El siguiente de los cuatro álbumes que grabó con esa formación, junto con la pianista y compositora Carla Bley, tardó 14 años en llegar, con el título The Ballad of the Fallen, de nuevo impulsado por el afán de experimentación y el compromiso político izquierdista.
El más reciente, de 2005, fue Not in Our Name, una respuesta musical a la guerra en Irak. Charlie Haden llegó a pasar por la cárcel en Lisboa en 1971, cuando en un festival en el que tocaba con Coleman dedicó su Song for Ché a los movimientos de liberación de Mozambique y Angola.
En 1987 formó su otro grupo duradero, Quartet West, con el que logró un importante éxito comercial y reconocimiento de la crítica.
Entre la larga lista de nombres con los que ha colaborado destacan también Chet Baker o el guitarrista Pat Metheny, con quien grabó recientemente la banda sonora de la película de David Trueba Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013), ganadora de la última edición de los Goya.
Haden murió en Los Ángeles, tras una larga lucha contra los efectos degenerativos de la polio que contrajo en su juventud. Encontró un lugar en la historia del jazz.
Creado por Hugo Santaromita, comentarista y escritor venezolano de jazz.
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