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junio 02, 2014

Monty Alexander: el jazz se viste de reggae




Después de haber estudiado en su Jamaica natal bajo la dirección de algunos calificados profesores, el pianista, Monty Alexander, se trasladó a Miami, EEUU. En los años setenta trabajó con el vibrafonista, Milt Jackson y el contrabajista, Ray Brown. Su participación en festivales, conciertos, giras y espectáculos fue en los años ochenta muy intensa y así pudo participar en Monterrey, Montreux, (donde grabó un gran disco en directo) el festival de jazz del sello Concord, etc. Pianista clásico y fruto de la escuela dejada por el maestro, Oscar Peterson o Ahmad Jamal, Monty Alexander tiene en la actualidad un bien merecido prestigio y es, sin duda, el músico de jazz más representativo de Jamaica. 

Su estilo destaca por la fusión entre las raíces jamaicanas y el jazz estadounidense clásico, con una fuerte influencia caribeña. Sus influencias más notorias son Wynton Kelly, Art Tatum, Gene Harris y Ahmad Jamal.


Su trabajo más popular fue como pianista en el disco Unforgettable, de Natalie Cole, en el cual se rinde homenaje al cantante Nat King Cole y que estuvo primero en la lista de éxitos de Billboard en 1991. 

Su álbum más reciente se titula Harlem-Kingston Express, del cual extraemos tema No Woman No Cry, donde podrán apreciar intactas su raíces jamaiquinas en fusión con el jazz. Escuchen todo el tema, y se darán cuenta.



Creado por Hugo Santaromita, comentarista y escritor venezolano de jazz.

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Es Dios

"Esa lengua de fuego se abría despiadada, como urdiendo en el alma y buscando donde cabalgar. Resoplaba fuerte, escrutaba el ojo, mordía la mente y ondeaba su calor, como haciéndonos sentir que somos una miniatura, una milmilésima parte del universo. Esa lengua de fuego, creación al fin, es lo mismo que la hoja, que la piedra, que el agua, que el ave, que la hierba. Es Dios".

La compuerta de la vida

"A veces, casi inerme, entrebusco la fórmula de la vida, y encuentro una melodía que me exige respirar, profundo, restituyéndome la fe en el futuro. Sólo Dios abre la compuerta de la vida, y la música es el compás de espera a la perfección, el estadío más emocionante del ser humano".

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