Esto es lo más reciente de Brad Mehldau Trio, el álbum Ode y el tema M.B., en homenaje al fallecido Michael Brecker. El álbum es el primero grabado en estudio por el trio desde 2005 y contiene 11 temas originales compuestos por Mehldau. Disfruten, con toda atención posible, de este excelente pianista de las nuevas generaciones, con su trio, acompañado del bajista Larry Grenadier y el baterista Jeff Ballard.
Aunque los once temas son composiciones originales del propio pianista, no es hasta la ejecución definitiva de las piezas con la aportación de todos los músicos cuando Mehldau considera que han tomado la dirección correcta. Una forma de improvisación “aparentemente dirigida”, de composición sobrevenida, “in motion”, que no deja ni mucho menos al compositor en un nivel inferior.
Para Mehldau, Ode no es un tratado de teoría cuántica en el jazz sino que tiene una naturaleza perfectamente lírica. Cada pieza ha sido concebida con la mente puesta en un personaje o situación concreta que de una u otra manera ha influido personalmente en su creador. En cada una de ellas Mehldau ha procurado dejar un rastro sutil o no que reconoce al homenajeado. La que abre el disco por ejemplo, M.B., está dedicada al gran Michael Brecker, viejo mentor espiritual, con el que el propio Mehldau tuvo la fortuna de tocar poco antes de su muerte. Kurt vibe apela a la densidad narrativa del guitarrista Kurt Rosenwinkel y escrita pensando en cómo la compondría y tocaría él mismo. O Eulogy for George Hanson, sobre el personaje que hacía Jack Nicholson en Easy Rider y cuya muerte supone una impagable metáfora – de la que Mehldau se sirve nuevamente con esta pieza oscura– sobre el final del sueño de los 60.
Aunque los once temas son composiciones originales del propio pianista, no es hasta la ejecución definitiva de las piezas con la aportación de todos los músicos cuando Mehldau considera que han tomado la dirección correcta. Una forma de improvisación “aparentemente dirigida”, de composición sobrevenida, “in motion”, que no deja ni mucho menos al compositor en un nivel inferior.
Para Mehldau, Ode no es un tratado de teoría cuántica en el jazz sino que tiene una naturaleza perfectamente lírica. Cada pieza ha sido concebida con la mente puesta en un personaje o situación concreta que de una u otra manera ha influido personalmente en su creador. En cada una de ellas Mehldau ha procurado dejar un rastro sutil o no que reconoce al homenajeado. La que abre el disco por ejemplo, M.B., está dedicada al gran Michael Brecker, viejo mentor espiritual, con el que el propio Mehldau tuvo la fortuna de tocar poco antes de su muerte. Kurt vibe apela a la densidad narrativa del guitarrista Kurt Rosenwinkel y escrita pensando en cómo la compondría y tocaría él mismo. O Eulogy for George Hanson, sobre el personaje que hacía Jack Nicholson en Easy Rider y cuya muerte supone una impagable metáfora – de la que Mehldau se sirve nuevamente con esta pieza oscura– sobre el final del sueño de los 60.
Blog creado por Hugo Santaromita, comentarista y escritor venezolano de jazz.
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