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mayo 12, 2012

Toots Thielemans y Quincy Jones, dos colosos



Qué más se puede decir del armonicista belga Toots Thielemans que no se haya dicho. La extensión de la carrera de Thielemans en el tiempo y lo prolífico de su talento han configurado una trayectoria discográfica colosal, por lo que cualquier mención a su discografía, aun siendo somera, resulta una tarea difícil. Con sólo mencionar algunos de sus trabajos, como Chez Toots (1998 Private Music);  The Lives Takes (Quetzal 1999), The Very Best of Toots Thielemans (Universal 2000) y Toots Thielemans & Kenny Werner (Universal 2001), es suficiente. En todos ellos se muestra el instrumentista brillante a través de la revisión una vez más de sus clásicos más queridos, de George Gershwin a Michel Legrand, de Bill Evans a Antonio Carlos Jobim.    

El barón Jean-Baptiste Frédéric Isidor "Toots" Thielemans (Bruselas, 29 de abril de 1922) ha sido uno de los poquísimos músicos de jazz especializado en la armónica, aunque, ocasionalmente, también es intéprete de guitarra y se desempeñe como compositor. Ha recibido un doctorado honorífico por la Vrije Universiteit Brussel y por la Université Libre de Bruxelles (Bélgica) y en 2001 recibió el título de barón de el rey Alberto II de Bélgica. En 2005 fue nominado al título de De Grootste Belg, el belga más importante.

Vamos a disfrutarlo con una magistral interpretación junto a la orquestra de Quincy Jones, otro coloso del jazz.


Blog creado por Hugo Santaromita, comentarista y escritor venezolano de jazz.

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Es Dios

"Esa lengua de fuego se abría despiadada, como urdiendo en el alma y buscando donde cabalgar. Resoplaba fuerte, escrutaba el ojo, mordía la mente y ondeaba su calor, como haciéndonos sentir que somos una miniatura, una milmilésima parte del universo. Esa lengua de fuego, creación al fin, es lo mismo que la hoja, que la piedra, que el agua, que el ave, que la hierba. Es Dios".

La compuerta de la vida

"A veces, casi inerme, entrebusco la fórmula de la vida, y encuentro una melodía que me exige respirar, profundo, restituyéndome la fe en el futuro. Sólo Dios abre la compuerta de la vida, y la música es el compás de espera a la perfección, el estadío más emocionante del ser humano".

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