Se cumplen diez años de la muerte del genio del saxo, Grover Washington Jr, el inventor del “smooth jazz”.
Jorge Sierra
Un buen puñado de saxofonistas de jazz de hoy tienen deuda con él. “Lo impresionante es que no parecía que tocaba sino que cantaba. Y es que cuando procuras cantar desde el alma, así es como sale”, dijo el músico Kirk Whalum, al referirse a Grover Washington Jr., el saxofonista tenor de Buffalo, Nueva York, Estados Unidos, de quien mañana (17 de diciembre) se conmemoran 10 años de su muerte (ocurrida en 1999). Vivió tocando y murió igual. Un ataque al corazón en el vestidor de la CBS, después de grabar un segmento musical para el show matutino de televisión, hizo que de su saxofón quedara un eco sempiterno. Hoy tributado. Entonces tenía 56 años, pero dejó la impresión de que vivió más.
Soul con sax
Solía vestir elegante, mostrar siempre una sonrisa de oreja a oreja, apoyar a los músicos jóvenes y llevar una vida familiar llena de sosiego. Eso sin contar su afición por el básquetbol, al que le dedicó algunas composiciones (Let It Flow?). Pero la genialidad de su trabajo deslumbró en forma accidental. Fue un día de 1971 cuando el saxofonista Hank Crawford no asistió a la grabación de un material arreglado por el pianista Bob James. De inmediato se le habló a Washington Jr. para que tocara el saxo alto y tenor. Y así entra al estudio y concreta un inspiradísimo y memorable disco, dedicado a Marvin Gaye, Inner City Blues. Su estilo se escuchaba honesto, fresco, imaginativo y con un personal fraseo. Al cabo de los años, elementos con resonancia intergeneracional.
Para James, “cualquier cosa que tocara: saxofón soprano, alto, tenor o barítono, no tomaba tantas notas para reconocer su sonido. Su música siempre fue accesible, melódica y sensual. Su sonido era suave, a diferencia del toque de otros saxofonistas que era áspero. Grover no necesitaba acelerarse y llevar un chorro de notas. Era capaz de hacer esas figuras veloces, pero muchas de las veces, en sus solos, prefería tocar melódicamente, con frases que dotaba de arrebatos, zambullidas y masajeos, pero guardando su seña de identidad”.
La ópera también
No hay vuelta de hoja, Grover Washington Jr. se convirtió en el saxofonista más popular de todos los tiempos. Con ventas exorbitantes de sus discos. Marcó el paso en su campo. Sus raíces devenían del rhythm and blues y de los combos de soul y jazz, pero también aunque de forma infrecuente, del jazz tradicional. Así en 1975, lanza su primer gran éxito Mister Magic, y en junio de 1980, presenta Winelight, y ya se sabe, ese fue el ‘fiat lux’ de su capacidad artística y el inicio de más de una docena de discos con grandes tonadas, como Just The Two Of Us, East River Drive, Let It Flow?, The Best Is Yet To Come, In The Name Of Love, Bright Moments, Summer Song y otras más.
Como algo curioso, cuando Washington Jr. falleció, promovía su disco Aria, donde dejó de lado el jazz funk urbano, para adentrarse a un proyecto acariciado desde hacía mucho: tocar piezas clásicas de la ópera, pero a su modo y acompañado de la Orquesta de St. Lukes. Así, este saxofonista de formación clásica, egresado del Wurlitzer School Of Music, en Buffalo, cerró el círculo.
Un respiro común
Figuras del saxofón actual como Whalum, Boney James, Dave Koz, Walter Beasley Jr., Najee, Jay Beckenstein y aún incluso el príncipe de la música light, Kenny G. o la jovencita Jessy J., parecen respirar el mismo aire que Washington Jr. Un aire cálido, profundo y elegante. Pero también como apunta Kenny G., tenía esa “cosa” que cuando tocaba iba de un acorde a otro. Era melódico sí, pero al mismo tiempo muy técnico.
Así, esa mezcla de rhythm and blues, soul, blues con jazz fue elemental para desarrollar un jazz urbano y contemporáneo, lo que hoy da en llamarse smooth jazz. James añade: “En realidad, Washington Jr. fue un factor clave para que con el tiempo el saxofón llegara a convertirse en el sonido dominante del smooth jazz”. Un sonido que se evoca y evocará en los tantos conciertos tributos que se realizan en esta temporada en varias ciudades norteamericanas.
Disfruten su tema icónico, Just the two of us, uno de sus mayores éxitos, en vivo, intepretado en 1981, Junio 27, Filadelfia, EE.UU. Participaron junto a Washungton, Richard Tee (teclados), Ralph MacDonald (percusión), Paul Griffin (sintetizador), Eric Gale (guitarra), Anthony Jackson (bajo), y Steve Gadd (batería).
Blog creado por Hugo Santaromita, comentarista y escritor venezolano de jazz.